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Los dispositivos wearables han pasado en pocos años de ser simples relojes con podómetro a convertirse en aliados esenciales para la monitorización de la salud. En 2025, esta tecnología sigue evolucionando a pasos agigantados, con propuestas que integran inteligencia artificial, sensores avanzados y conectividad permanente. No solo sirven para contar pasos o medir el pulso: ahora detectan arritmias, predicen crisis epilépticas, controlan la glucosa o miden el estrés en tiempo real.
En este artículo repasamos los últimos avances en wearables enfocados en el bienestar personal y analizamos cómo están transformando la forma en que cuidamos nuestra salud.
Qué son los wearables y cómo funcionan
Los wearables (dispositivos tecnológicos que se llevan puestos) son aparatos con sensores capaces de recopilar y analizar información fisiológica o ambiental. Se conectan con otros dispositivos (móviles, ordenadores, centros médicos) mediante tecnologías como Bluetooth, Wi-Fi o 5G.
Los más populares actualmente son:
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Relojes inteligentes o smartwatches.
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Pulseras de actividad.
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Ropa deportiva inteligente.
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Anillos biométricos.
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Auriculares con sensores.
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Parches corporales conectados.
Gracias al avance de los microchips y las baterías, estos dispositivos son cada vez más pequeños, precisos y cómodos.
Las grandes innovaciones de 2025
En lo que va de año, se han presentado varias novedades revolucionarias:
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Pulseras que miden la presión arterial sin manguito
Algunos modelos de smartbands ya pueden medir la tensión arterial de forma continua gracias a sensores ópticos y algoritmos de calibración automática. -
Anillos inteligentes con IA
Marcas como Oura o Samsung han lanzado anillos con sensores de temperatura, frecuencia cardíaca, oxígeno en sangre y niveles de sueño profundo. Todo en un diseño minimalista y discreto. -
Parches cutáneos para diabéticos
Nuevos parches de monitorización continua de glucosa (MCG) permiten controlar el azúcar en sangre sin pinchazos. En 2025, algunos ya integran alertas personalizadas y conexión directa con endocrinos. -
Auriculares que detectan el nivel de estrés
Utilizando sensores en el canal auditivo y analizando el tono de voz, estos dispositivos alertan sobre picos de ansiedad y sugieren ejercicios de respiración o meditación. -
Sujetadores deportivos inteligentes
En el ámbito femenino, algunas marcas han desarrollado prendas que monitorizan el ritmo cardíaco, la postura y el impacto durante la actividad física, previniendo lesiones y mejorando el rendimiento.
Aplicaciones médicas y prevención
Una de las grandes promesas de los wearables es su uso médico preventivo. En hospitales y consultas privadas ya se utilizan para:
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Controlar pacientes con enfermedades cardiovasculares desde casa.
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Alertar de crisis epilépticas o hipoglucemias antes de que ocurran.
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Detectar patrones de sueño asociados con depresión o trastornos neurológicos.
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Realizar seguimientos postoperatorios sin necesidad de visitas presenciales.
Además, la recopilación de datos continuos permite a los médicos tomar decisiones más precisas y personalizadas.
Inteligencia artificial: el nuevo cerebro de los wearables
Los dispositivos actuales ya no solo recogen datos, sino que los interpretan. Gracias a la inteligencia artificial integrada, los wearables son capaces de:
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Predecir riesgos basándose en patrones históricos.
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Aprender las rutinas del usuario y ofrecer recomendaciones personalizadas.
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Adaptar las alertas según el contexto (por ejemplo, diferenciar entre taquicardia por ejercicio o por estrés).
Esto los convierte en auténticos asistentes de salud personalizados.
¿Qué marcas están liderando el mercado?
En 2025, el mercado de wearables está liderado por compañías como:
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Apple, con su Apple Watch Ultra 2, centrado en salud cardiovascular y detección de caídas.
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Samsung, que ha integrado sensores avanzados en sus nuevos anillos inteligentes.
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Fitbit, con enfoque en bienestar emocional, respiración y hábitos de sueño.
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Withings, referencia en dispositivos médicos certificados para uso clínico.
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Garmin, con wearables especializados en deportes y actividad física al aire libre.
También han surgido startups especializadas en nichos concretos, como BioBeat (monitorización hospitalaria), Ava (salud femenina) o Muse (meditación guiada con EEG).
Limitaciones y retos actuales
Aunque los wearables han avanzado enormemente, aún presentan algunos desafíos:
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Precisión clínica: no todos los dispositivos están validados como herramientas médicas.
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Protección de datos personales: el volumen de información sensible requiere una gestión ética y segura.
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Dependencia tecnológica: algunas personas desarrollan ansiedad por revisar constantemente sus métricas.
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Desigualdad de acceso: el precio sigue siendo una barrera para parte de la población.
Wearables en Segovia: aplicaciones locales
En la provincia de Segovia, el uso de wearables también comienza a extenderse en proyectos comunitarios:
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Centros de salud rurales están empezando a integrar datos de relojes y pulseras en los historiales clínicos.
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Residencias de mayores utilizan parches conectados para controlar caídas, ritmo cardíaco y sueño.
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Escuelas deportivas incluyen smartbands en sus entrenamientos para mejorar el rendimiento y prevenir lesiones.
Además, farmacias locales han comenzado a vender modelos básicos, y hay talleres municipales para formar a mayores en su uso responsable.
Conclusión
Los wearables en 2025 ya no son solo un complemento para deportistas o entusiastas del fitness. Son herramientas tecnológicas que democratizan el acceso al autocuidado, promueven la prevención y permiten llevar un control personalizado de la salud.
A medida que se integren más en el sistema sanitario y se reduzcan las barreras económicas, su impacto será aún mayor. El futuro del cuidado personal ya no estará en una consulta… sino en tu muñeca, tu oído o incluso tu camiseta.
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