Qué países han crecido más económicamente desde la pandemia

Gráfico: El impacto de la pandemia en la economía mundial | Statista

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La pandemia de COVID-19 dejó un impacto devastador en la economía global entre 2020 y 2022. Millones de empleos perdidos, cierres de negocios, colapsos en las cadenas de suministro y caídas históricas del PIB marcaron una de las peores crisis económicas del siglo XXI. Sin embargo, a partir de 2023 muchos países comenzaron una recuperación sorprendente, impulsada por la innovación, la digitalización, las energías renovables y una mayor resiliencia institucional. En 2025, ya es posible identificar qué países no solo se han recuperado, sino que han experimentado un crecimiento económico superior al de la era prepandémica. A continuación, analizamos los casos más destacados, sus estrategias de éxito y qué lecciones pueden extraerse de su evolución

Factores que han impulsado la recuperación

La recuperación económica posterior a la pandemia ha sido muy desigual. Mientras algunos países siguen lidiando con inflación, deuda y desempleo, otros han sabido aprovechar la disrupción para acelerar cambios estructurales positivos. Entre los factores clave de crecimiento se encuentran la inversión en tecnología y digitalización, políticas fiscales expansivas bien gestionadas, transición energética, estabilidad política, capacidad de atracción de inversión extranjera directa (IED) y una buena gestión sanitaria que ha fortalecido la confianza ciudadana. También ha sido crucial la capacidad de innovación y adaptación de las pymes, así como el papel del sector educativo y la cooperación público-privada

1. India: el gigante asiático acelera

India ha sido uno de los grandes ganadores económicos del periodo post-pandémico. Con una economía basada en servicios tecnológicos, manufactura y un mercado interno en constante expansión, el país ha registrado un crecimiento del PIB superior al 7% anual desde 2023. La aceleración de su proceso de digitalización, liderado por iniciativas como Digital India, ha facilitado la inclusión financiera, el crecimiento del comercio electrónico y el acceso a servicios públicos a millones de ciudadanos. Además, su papel como alternativa a China en la cadena de suministro global ha atraído una oleada de inversiones extranjeras, especialmente en sectores como la electrónica, automoción, farmacéutica y energías limpias. En 2025, ciudades como Bangalore, Hyderabad y Pune compiten con Silicon Valley en términos de innovación y talento

2. Vietnam: el nuevo milagro del sudeste asiático

Vietnam ha sorprendido al mundo con una recuperación sólida y sostenida basada en manufactura de alto valor añadido, turismo e industria tecnológica. Su estabilidad política, mano de obra joven y capacitada y una posición geográfica estratégica han convertido al país en un imán para las empresas que buscan diversificar su producción fuera de China. El gobierno vietnamita ha facilitado esta transición con políticas favorables a la inversión extranjera, reformas fiscales y desarrollo de infraestructura. El resultado ha sido un crecimiento sostenido cercano al 6,5% anual desde 2023 y un aumento significativo del nivel de vida en las principales ciudades del país. En 2025, Vietnam es considerado uno de los hubs industriales más dinámicos del sudeste asiático

3. Emiratos Árabes Unidos: diversificación con visión

Los Emiratos Árabes Unidos, tradicionalmente dependientes del petróleo, han demostrado una capacidad impresionante para reinventarse. A través de su visión estratégica “Emirates Vision 2030”, han impulsado una diversificación económica basada en el turismo de lujo, la innovación tecnológica, la energía solar y los servicios financieros. Dubái y Abu Dabi se han convertido en centros globales de negocios, atrayendo talento y capital internacional. Además, los EAU han fomentado un ecosistema emprendedor dinámico y han apostado por las “ciudades inteligentes” como motores de desarrollo. En 2025, su economía crece por encima del 5% anual, y su modelo es observado por otros países del Golfo que buscan dejar atrás la dependencia del crudo

4. Irlanda: un modelo de innovación y fiscalidad

Irlanda ha mantenido su lugar como uno de los motores de crecimiento de Europa gracias a su apuesta por la innovación, una fiscalidad favorable para las grandes tecnológicas y una fuerza laboral altamente cualificada. Desde el final de la pandemia, empresas como Apple, Google, Meta y Pfizer han expandido su presencia en el país, convirtiéndolo en un epicentro de operaciones internacionales. Su crecimiento del PIB ha superado el 6% anual entre 2023 y 2025, impulsado también por exportaciones farmacéuticas, software y servicios financieros. A pesar de algunas críticas por su régimen fiscal, Irlanda ha logrado equilibrar crecimiento económico y cohesión social, con mejoras en vivienda, sanidad y educación

5. Brasil: impulso verde y digital

Brasil ha sorprendido positivamente al mundo con su capacidad de recuperación después de años de estancamiento y crisis política. Desde 2023, el país ha apostado por una transición verde ambiciosa, con inversiones masivas en energías renovables, sobre todo en eólica y solar, y una estrategia para reforestar partes del Amazonas. Además, se ha fortalecido el ecosistema de startups en ciudades como São Paulo y Belo Horizonte, donde florecen empresas fintech, edtech y de economía circular. El crecimiento económico supera el 4,5% anual en 2025, y Brasil se posiciona como líder latinoamericano en innovación y sostenibilidad. Los programas sociales para reducir la desigualdad también han sido clave para impulsar el consumo interno

6. Bangladesh: crecimiento silencioso pero constante

Poco mencionado en los titulares, Bangladesh se ha consolidado como una historia de éxito silencioso. Su economía ha crecido a ritmos constantes del 6-7% anual gracias al fortalecimiento de su sector textil, la digitalización del comercio y la expansión de las energías limpias. El país ha invertido en infraestructura educativa y sanitaria, y ha mejorado su clima de negocios, lo que ha atraído inversiones extranjeras. Además, sus políticas de empoderamiento femenino han permitido una mayor participación laboral de las mujeres, especialmente en sectores de manufactura y servicios. En 2025, Bangladesh ya no es considerado solo un país de bajo coste, sino una economía emergente competitiva

7. Estados Unidos: la resiliencia del gigante

Estados Unidos ha demostrado una enorme capacidad de recuperación, apoyada por su fortaleza tecnológica, su sistema universitario y un mercado laboral dinámico. Tras la pandemia, el país ha invertido en infraestructura, investigación científica y energías limpias, especialmente con los paquetes legislativos lanzados entre 2022 y 2024. Además, la flexibilización de modelos de trabajo y el auge de la inteligencia artificial han transformado profundamente el tejido empresarial. Silicon Valley, Austin y Boston siguen siendo polos de innovación, mientras que ciudades del interior como Denver o Nashville emergen como centros económicos regionales. El crecimiento económico supera el 3,5% anual en 2025 y la confianza del consumidor es alta

8. Ruanda: el milagro africano

Ruanda es uno de los casos más esperanzadores del continente africano. Desde la pandemia, el país ha apostado por una transformación digital radical, creando plataformas electrónicas para educación, salud, agricultura y servicios gubernamentales. También ha sido pionero en el uso de drones para entrega de medicamentos y en fomentar un ecosistema emprendedor joven y dinámico. Su crecimiento económico ha superado el 7% anual, acompañado de avances en alfabetización digital, igualdad de género y reducción de la pobreza. Kigali se posiciona como una de las ciudades más limpias, seguras y organizadas de África, y el modelo ruandés empieza a ser replicado por otros países vecinos

Lecciones globales: innovación, inclusión y sostenibilidad

Los países que más han crecido desde la pandemia no lo han hecho por casualidad. Han aprovechado la crisis como una oportunidad para reinventarse, mejorar sus instituciones, fomentar el emprendimiento y construir modelos más sostenibles e inclusivos. El crecimiento económico ya no depende únicamente de los recursos naturales o la mano de obra barata, sino de la capacidad para generar valor a través del conocimiento, la resiliencia social y el uso inteligente de la tecnología. En ese sentido, el mundo post-pandémico está dando forma a una nueva economía donde la colaboración internacional, la inversión en el ser humano y el respeto al planeta son elementos clave para el desarrollo

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