Monasterios olvidados: joyas ocultas en la provincia de Segovia

Las imponentes ruinas de un monasterio en un entorno natural segoviano que  no hay que perderse

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La provincia de Segovia, conocida mundialmente por su impresionante Acueducto romano y su arquitectura medieval, alberga también un rico patrimonio espiritual y arquitectónico que a menudo pasa desapercibido para el visitante promedio. Entre sus montañas, valles y pequeños pueblos se encuentran monasterios y conventos olvidados, verdaderas joyas ocultas que narran siglos de historia, fe y arte, y que aún hoy conservan un aura de misterio y serenidad. Este recorrido propone descubrir algunos de estos lugares sagrados, muchos de ellos desconocidos incluso para los propios segovianos, invitando a explorar una faceta diferente y fascinante de la provincia.

Los monasterios segovianos se caracterizan por su diversidad arquitectónica y por su importancia histórica y cultural. Durante la Edad Media, estas instituciones fueron centros de poder, cultura y espiritualidad, que influyeron decisivamente en el desarrollo social y económico de la región. Sin embargo, con los cambios políticos y sociales, especialmente tras la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, muchos de estos monasterios fueron abandonados, vendidos o transformados, cayendo en el olvido y la ruina. No obstante, algunos mantienen una actividad monástica y otros han sido restaurados para preservar su legado.

Uno de los ejemplos más emblemáticos es el Monasterio de Santa María del Parral, situado a las afueras de Segovia capital. Fundado en el siglo XV por la reina Isabel la Católica, este monasterio de la orden de los Jerónimos combina elementos góticos y renacentistas y destaca por su arquitectura sobria y elegante. Su iglesia, claustro y jardines conservan una atmósfera de recogimiento y belleza que invita a la reflexión. Aunque es más conocido que otros, su visita sigue siendo poco habitual, lo que permite disfrutarlo con tranquilidad y sin aglomeraciones.

Más escondido y con un aura casi legendaria, el Monasterio de Nuestra Señora de la Armedilla, ubicado en la comarca de Tierra de Pinares, es otro ejemplo fascinante. Fundado en el siglo XIII por monjes cistercienses, este monasterio presenta restos de una arquitectura románica y gótica que reflejan su época de esplendor. Su localización apartada ha hecho que permaneciera prácticamente olvidado durante décadas, hasta que en años recientes se han iniciado proyectos de conservación para proteger su valioso patrimonio arqueológico y artístico.

En la provincia también existen pequeñas ermitas y conventos que, aunque menos monumentales, poseen un gran valor histórico y espiritual. La Ermita de San Frutos, en el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón, es un claro ejemplo. Construida en el siglo VII y situada en un enclave natural espectacular, es un lugar de peregrinación y contemplación. Su arquitectura sencilla y austera contrasta con la belleza salvaje del entorno, creando una experiencia única para el visitante.

Muchos de estos monasterios olvidados están rodeados de leyendas y tradiciones populares que enriquecen su historia. Se cuentan relatos de monjes ermitaños, milagros, tesoros escondidos y rituales antiguos que han sido transmitidos oralmente por generaciones. Estas historias forman parte del imaginario colectivo de las comunidades rurales y aportan un valor intangible a estos espacios, invitando a descubrirlos no solo como monumentos, sino como lugares vivos de memoria y cultura.

Actualmente, varias asociaciones culturales y grupos de voluntarios trabajan para difundir y preservar estos monasterios y su legado. Organizan rutas culturales, visitas guiadas y actividades que acercan a los visitantes a la historia y el entorno natural de estos lugares. Estas iniciativas buscan fomentar un turismo sostenible y respetuoso que contribuya a la revitalización rural y a la conservación del patrimonio.

Para quienes deseen adentrarse en este fascinante mundo, se recomienda comenzar por la Ruta de los Monasterios Cistercienses, un recorrido que incluye varios de estos enclaves históricos y que permite conocer la riqueza arquitectónica y espiritual de la región. Además, los pueblos cercanos ofrecen alojamientos rurales y gastronomía tradicional que complementan la experiencia.

Visitar los monasterios olvidados de Segovia es una invitación a conectar con una parte esencial pero menos conocida del alma segoviana. Más allá del turismo convencional, estos espacios sagrados ofrecen paz, historia y belleza en estado puro. Son testigos mudos de épocas pasadas, guardianes de tradiciones y cultura, y una fuente inagotable de inspiración para quienes los descubren.

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