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¿Y si tu influencer favorito no existe?
En 2025, millones de personas siguen a celebridades en redes sociales que no son humanas. Sus fotos, vídeos, opiniones y estilos de vida son tan atractivos como los de cualquier creador real, pero fueron generados íntegramente por inteligencia artificial. Bienvenido a la era de los influencers virtuales y avatares IA, un fenómeno que no solo está cambiando la industria del marketing, sino también nuestra relación con la identidad, la fama y la autenticidad.
En este artículo te explicamos qué son estos nuevos influencers, por qué están ganando tanta popularidad, cómo las marcas los están utilizando y qué desafíos éticos plantea esta tendencia.
¿Qué son los influencers virtuales?
Un influencer virtual es un personaje digital creado con tecnología —principalmente IA generativa, animación 3D o captura de movimiento— que actúa como una persona real en redes sociales: publica fotos, graba vídeos, hace colaboraciones con marcas, opina sobre temas de actualidad y genera comunidad.
Algunos están totalmente generados por IA, mientras que otros son híbridos controlados por humanos (guionistas, creativos o agencias).
Ejemplos populares en 2025
Lil Miquela
Una de las pioneras. Modelo virtual creada en 2016, que ahora colabora con marcas como Prada, Calvin Klein o Samsung. Tiene millones de seguidores y sigue activa.
Noonoouri
Una influencer virtual del mundo de la moda con estética kawaii y contratos con grandes casas como Dior o Valentino.
Shudu Gram
Considerada la “primera supermodelo digital”, con rasgos hiperrealistas y estética afro-futurista.
FN Meka
Un rapero virtual que fue cancelado por controversia racial, mostrando que incluso los influencers digitales no están exentos de responsabilidad social.
En 2025 han surgido cientos de nuevos avatares, algunos tan populares como creadores reales, especialmente en TikTok, Instagram y plataformas de streaming.
¿Por qué las marcas apuestan por ellos?
Los influencers virtuales ofrecen ventajas estratégicas para las marcas:
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Control total del mensaje: no improvisan, no se equivocan, no escandalizan.
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Disponibilidad 24/7: se puede programar su actividad y adaptarla a campañas globales.
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Estética perfecta: siempre en forma, con estilo impecable, en cualquier entorno imaginable.
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Innovación e impacto: generan conversación por lo novedoso y tecnológico.
Además, son más baratos a largo plazo que trabajar con humanos top-tier, y permiten probar ideas arriesgadas sin comprometer reputaciones reales.
Influencers generados 100% por IA
Gracias a modelos como Sora, Midjourney 7 o Runway ML, en 2025 ya es posible generar:
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Rostros humanos únicos e hiperrealistas.
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Animaciones de cuerpo completo con voz y expresión emocional.
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Voces clonadas a partir de texto.
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Guiones y publicaciones enteras con IA conversacional.
El resultado: creadores artificiales indistinguibles de personas reales. Algunos usuarios no saben que siguen a una IA… y tampoco parece importarles.
Influencers creados por fans o comunidades
Otra tendencia es la creación de avatares colaborativos, donde una comunidad decide el estilo, personalidad, historia y acciones de un personaje virtual. Esto genera sentido de pertenencia y alto engagement.
También hay herramientas accesibles que permiten a cualquiera crear su propio influencer virtual, lo que ha democratizado aún más este fenómeno.
¿Qué impacto tiene en la cultura digital?
Desafío a la autenticidad
La línea entre real y ficticio se desdibuja. ¿Importa si alguien no existe, si el contenido que ofrece es útil, entretenido o estéticamente atractivo?
Muchos usuarios priorizan la calidad del contenido sobre su origen, pero otros exigen transparencia y etiquetado claro de contenido generado por IA.
Identidades fluidas y nuevas formas de expresión
Los avatares permiten explorar géneros, estilos, edades o culturas de forma libre y creativa, sin las limitaciones físicas del mundo real. Esto abre nuevas oportunidades para la autoexpresión… y también para la confusión.
Nuevas economías y formas de trabajo
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Agencias especializadas en gestión de influencers virtuales.
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Diseñadores de ropa digital para avatares.
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Copywriters y community managers para IA.
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Plataformas de monetización para creadores artificiales.
Riesgos y debates éticos
Representación estereotipada
Muchos avatares replican estándares de belleza irreales o hiperestilizados, que pueden aumentar la presión social sobre la apariencia física, especialmente entre adolescentes.
Uso de rostros reales sin permiso
Algunos influencers virtuales han sido creados a partir de fotos reales de personas anónimas, sin su consentimiento. Esto plantea problemas de privacidad y derechos de imagen.
Suplantación de identidad
La posibilidad de clonar la apariencia y voz de personas reales abre la puerta a deepfakes, fraudes y desinformación.
Relaciones parasociales con entidades ficticias
Hay usuarios que se vinculan emocionalmente con influencers que no existen, lo que plantea preguntas sobre salud mental, apego y soledad en la era digital.
¿Regulación a la vista?
En 2025, países como Francia, Corea del Sur y Canadá ya exigen que todo contenido generado por IA esté claramente etiquetado. La Unión Europea trabaja en marcos legales que regulen:
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Transparencia en creadores virtuales.
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Derechos de imagen digital.
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Uso ético de IA en marketing y entretenimiento.
¿Y el futuro?
Todo apunta a una fusión entre influencers humanos y digitales:
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Creadores que delegan parte de su contenido a avatares IA.
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Avatares que aprenden del comportamiento de sus comunidades.
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“Gemelos digitales” de celebridades reales para eventos, publicidad o atención al cliente.
Conclusión: ¿seguiremos a humanos o a hologramas?
En 2025, los influencers virtuales han llegado para quedarse. Y aunque no son humanos, reflejan muchos aspectos muy humanos: nuestros gustos, nuestras aspiraciones, nuestras inseguridades.
La clave está en cómo usamos esta tecnología: como herramienta creativa, narrativa y publicitaria, o como sustituto problemático de las relaciones auténticas.
Sea como sea, el futuro de las redes sociales será, al menos en parte, artificial.
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