El lado oculto de las fiestas de Segovia: rituales, símbolos y supersticiones

Esta es la fiesta más rara de Segovia: danzas, gastronomía y exhibiciones  tradicionales para homenajear a los gabarreros

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Las fiestas populares de Segovia son, para muchos, sinónimo de alegría, música, comida y encuentro social. Sin embargo, bajo esa superficie festiva y luminosa se oculta un mundo simbólico que ha sobrevivido siglos: antiguos rituales, supersticiones y significados que transforman estas celebraciones en auténticos actos de memoria cultural.

San Frutos y el pan protector

Una de las fiestas más representativas es la de San Frutos, patrón de la ciudad, que se celebra cada 25 de octubre. Durante la festividad, es costumbre repartir panecillos bendecidos en la Catedral, los cuales los vecinos conservan en sus casas como símbolo de protección frente a enfermedades y desgracias. Este ritual tiene orígenes precristianos y recuerda las ofrendas a los espíritus de la tierra en las culturas celtas e íberas.

Corpus Christi y la purificación floral

En La Granja de San Ildefonso, el Corpus Christi se celebra con alfombras de flores que cubren el suelo por donde pasa la procesión. Más allá del valor estético, esta costumbre tiene un trasfondo de purificación simbólica: se limpia el espacio para recibir lo sagrado. Las flores usadas, recolectadas en el monte, conectan el mundo natural con el espiritual.

Los danzantes: guardianes del ritual

En pueblos como Ayllón o Cuéllar, los danzantes aparecen como figuras clave en muchas celebraciones. Aunque hoy se ven como parte del folklore, antiguamente eran considerados intermediarios entre los vivos y los muertos, y sus bailes tenían como objetivo proteger a la comunidad. Cada paso, cada gesto, tiene un significado ancestral.

La noche de San Juan: fuego y transformación

Durante la noche del 23 al 24 de junio, muchas localidades segovianas encienden hogueras. Saltar sobre el fuego es más que una tradición divertida: es un acto de purificación y renacimiento. Esta costumbre tiene paralelismos con las antiguas ceremonias del solsticio de verano, donde el fuego ahuyentaba los malos espíritus.

Promesas y penitencias silenciosas

Durante romerías y procesiones, no es raro encontrar personas descalzas, arrastrando objetos pesados o caminando en silencio. Son fieles que cumplen promesas personales a los santos. Estas prácticas, casi invisibles al ojo turístico, revelan una religiosidad íntima que conecta lo físico con lo espiritual.

Supersticiones del cortejo y el amor

En la noche de San Pedro, es tradición colocar ramos en las ventanas de las jóvenes como símbolo de interés amoroso. Este acto tiene raíces en antiguos rituales de fertilidad, donde la naturaleza servía como canal para expresar el deseo y fortalecer los lazos comunitarios.

Conclusión

Más allá de la celebración, las fiestas de Segovia son una expresión profunda del alma colectiva. Cada gesto, cada símbolo, conecta con un pasado que aún late bajo las luces y la música. Redescubrir ese lado oculto es también redescubrirnos a nosotros mismos como parte de una tradición viva.


3. La música tradicional segoviana que resiste al paso del tiempo

Categoría: Fiestas y tradiciones

La música es memoria, emoción y comunidad. En Segovia, la música tradicional ha sobrevivido al paso del tiempo gracias al esfuerzo de generaciones que han mantenido vivos instrumentos, letras y melodías que forman parte del alma rural de la provincia.

La dulzaina: emblema sonoro

La dulzaina es el instrumento por excelencia en las fiestas segovianas. Su sonido agudo, que se eleva sobre los tamboriles, marca el inicio de procesiones, bailes y actos litúrgicos. De origen medieval, la dulzaina ha acompañado siglos de historia, adaptándose a los tiempos sin perder su esencia.

Repertorio de tradición oral

Canciones como jotas, seguidillas y romances no solo animan fiestas, sino que transmiten historias, valores y saberes populares. Muchas letras hablan del trabajo en el campo, del amor o de acontecimientos históricos locales. La música oral es un archivo viviente que ha pasado de abuelos a nietos.

Agrupaciones que mantienen viva la tradición

Grupos como “La Esteva” o “El Zarragón” han sido claves en la conservación y difusión del folklore segoviano. No solo interpretan canciones, sino que investigan, recopilan y enseñan. Sus talleres y actuaciones fomentan la participación y el orgullo cultural.

Innovación sin perder raíz

Algunos artistas han comenzado a mezclar música tradicional con otros géneros como jazz, flamenco o electrónica. Esta fusión ha permitido llegar a nuevos públicos y mostrar que lo tradicional no está reñido con la modernidad.

Educación y patrimonio

Varias escuelas y centros culturales de la provincia incluyen talleres de música tradicional. También se han desarrollado estudios universitarios sobre etnomusicología en colaboración con universidades de Castilla y León, permitiendo clasificar melodías y analizar su evolución.

Conclusión

La música tradicional de Segovia no es un vestigio del pasado: es una manifestación viva que sigue latiendo en cada fiesta, en cada pueblo, en cada generación. Preservarla es un acto de resistencia cultural y un homenaje a quienes han hecho de ella su forma de vida.

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