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Ecuador ha entrado en una nueva etapa política en 2025 tras unas elecciones presidenciales marcadas por la polarización, la inseguridad y un deseo generalizado de cambio. El nuevo presidente, elegido con un estrecho margen, se enfrenta a un país fracturado y a una ciudadanía cansada de promesas incumplidas. En este artículo analizamos los principales desafíos políticos y sociales que afronta Ecuador en el arranque de esta legislatura, con foco en seguridad, economía y gobernabilidad.
Un país golpeado por la violencia
Uno de los grandes retos del nuevo gobierno es restaurar la seguridad ciudadana. En los últimos años, Ecuador ha vivido un incremento exponencial de la violencia, con un crecimiento preocupante del narcotráfico y el crimen organizado.
Las cifras hablan por sí solas:
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En 2024, Ecuador cerró con más de 7.500 homicidios, la cifra más alta de su historia.
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Guayaquil y Esmeraldas se han convertido en epicentros del conflicto entre bandas criminales.
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La ciudadanía vive con miedo, incluso en zonas que antes eran consideradas seguras.
El presidente ha prometido una reforma integral de la Policía Nacional, la ampliación del sistema de videovigilancia y un aumento significativo del presupuesto destinado al Ministerio del Interior. Sin embargo, expertos advierten que, sin una estrategia de prevención y reinserción social, las medidas represivas podrían ser insuficientes o incluso contraproducentes.
Economía estancada y desigualdad creciente
Otro de los frentes críticos para Ecuador es la economía. Aunque en 2023 y 2024 se registró una leve recuperación tras los efectos de la pandemia y la inflación global, el crecimiento ha sido muy desigual.
Desafíos económicos actuales:
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Alto nivel de informalidad laboral (más del 50% de la población económicamente activa).
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Deuda externa creciente y dependencia de organismos multilaterales.
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Bajo nivel de inversión extranjera directa en comparación con países vecinos como Perú o Colombia.
La población joven sufre especialmente esta situación, con un desempleo juvenil que supera el 20%. Las promesas del nuevo mandatario incluyen incentivos fiscales para PYMES, digitalización del aparato productivo y fomento de industrias sostenibles como el turismo ecológico y la tecnología verde.
Una gobernabilidad frágil
El nuevo gobierno enfrenta además un Congreso dividido, sin mayoría clara y con múltiples fuerzas políticas fragmentadas. Esto dificulta la aprobación de reformas estructurales necesarias para el país. A ello se suma una ciudadanía movilizada y activa, como se demostró en las protestas de 2022 y 2023 encabezadas por movimientos indígenas, sindicatos y colectivos sociales.
Factores que condicionan la gobernabilidad:
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Desconfianza generalizada en las instituciones públicas.
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Denuncias de corrupción que siguen salpicando a varios actores políticos.
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Brecha cada vez mayor entre Quito y las provincias costeras y amazónicas.
El presidente deberá tender puentes con sectores sociales y políticos diversos si quiere evitar la parálisis legislativa y el desgaste prematuro de su mandato.
Retos medioambientales y pueblos originarios
Ecuador, uno de los países más biodiversos del planeta, tiene en la sostenibilidad otro gran desafío. La expansión petrolera en la Amazonía y los conflictos con comunidades indígenas han sido temas centrales en el debate nacional. Organizaciones ambientales han alertado de la pérdida acelerada de ecosistemas únicos debido a la minería y la deforestación.
El nuevo gobierno ha prometido respetar los derechos de los pueblos originarios y avanzar hacia una “transición energética justa”, pero en la práctica estas promesas chocan con la necesidad de ingresos del Estado, que sigue dependiendo de la extracción de recursos naturales.
¿Qué espera la ciudadanía?
Las expectativas están altas. Tras varios gobiernos marcados por escándalos, inestabilidad y promesas incumplidas, los ecuatorianos piden resultados concretos: seguridad, empleo, justicia y equidad.
Una reciente encuesta nacional refleja las prioridades ciudadanas:
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Seguridad y lucha contra el crimen (68%)
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Empleo y mejora de ingresos (57%)
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Salud pública y acceso a medicinas (42%)
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Educación de calidad (36%)
Esto implica que cualquier gobierno que no actúe con rapidez y eficacia podría enfrentar una reacción ciudadana tan intensa como la vivida en años anteriores.
Conclusión
Ecuador vive un momento decisivo en 2025. El nuevo gobierno tiene la oportunidad de reconstruir la confianza ciudadana y encaminar al país hacia un modelo más justo, seguro y sostenible. Sin embargo, los obstáculos son muchos, y solo un liderazgo firme, transparente y conciliador podrá conducir con éxito esta etapa.
El mundo mira con atención cómo Ecuador enfrenta sus desafíos. Lo que ocurra en los próximos meses marcará el rumbo del país durante la próxima década.
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