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Con el último trimestre del año a la vuelta de la esquina, septiembre se convierte en el mes ideal para anticipar qué tendencias dominarán la recta final de 2025. En un mundo marcado por la incertidumbre y los cambios acelerados, las transformaciones en el consumo, la tecnología, la cultura, la sostenibilidad y el comportamiento social están redefiniendo no solo lo que hacemos, sino también cómo lo hacemos. En este artículo exploramos diez tendencias clave que marcarán la agenda global durante los próximos meses.
1. Inteligencia artificial cotidiana
La inteligencia artificial ha dejado de ser un fenómeno limitado a entornos tecnológicos para integrarse plenamente en la vida diaria. Desde asistentes virtuales más humanos y personalizados hasta aplicaciones médicas que predicen enfermedades, pasando por sistemas educativos adaptativos, la IA está en todas partes. Para finales de 2025, se espera que al menos un 60% de los hogares en Europa utilicen servicios alimentados por IA, ya sea en forma de asistentes domésticos, gestión de consumo energético o automatización de compras.
2. Trabajo híbrido y “terceros espacios”
Aunque muchas empresas han retornado parcialmente al trabajo presencial, el modelo híbrido se consolida. Pero ahora, más allá del teletrabajo en casa, crece el fenómeno de los “terceros espacios”: cafeterías adaptadas, bibliotecas coworking, hoteles con espacios para freelancers y parques tecnológicos urbanos. En ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, ya es común ver a trabajadores conectados desde lugares intermedios, donde se fomenta la productividad sin renunciar a la flexibilidad.
3. Moda regenerativa y circular
El auge de la sostenibilidad en la moda da un paso más hacia lo que se conoce como moda regenerativa: prendas producidas no solo sin contaminar, sino que devuelven beneficios al entorno, como materiales cultivados con prácticas agrícolas regenerativas. Además, la circularidad (ropa de segunda mano, alquiler de prendas, intercambio comunitario) crece, especialmente entre la Generación Z. Apps como Vinted, Wallapop o nuevas plataformas emergentes están redefiniendo la forma en que compramos, usamos y desechamos la ropa.
4. Comida funcional y fermentada
El interés por la salud y la nutrición sigue creciendo. En 2025, las tendencias gastronómicas apuntan hacia los alimentos funcionales: kombucha, kéfir, miso, natto, yogures vegetales y productos fermentados cobran protagonismo. También aumentan los alimentos con beneficios concretos: barritas que mejoran el sueño, cafés con adaptógenos para reducir el estrés, bebidas que ayudan al enfoque mental. La industria alimentaria está respondiendo con lanzamientos dirigidos a un consumidor más informado y exigente.
5. Turismo de propósito y escapadas regenerativas
Después del turismo de masas y las escapadas “exprés”, el viajero de finales de 2025 busca experiencias con propósito. Retiros de silencio, estancias en ecoaldeas, voluntariado ambiental o visitas a granjas autosostenibles ganan popularidad. En lugares como Canarias, Asturias o Segovia, se están desarrollando propuestas turísticas que combinan desconexión, aprendizaje y contribución al entorno. No se trata solo de ver, sino de participar y transformar.
6. Renacimiento del audio: podcast y redes sociales habladas
El audio vive un renacimiento. Los podcasts siguen en auge, pero ahora compiten con nuevas redes sociales basadas en voz. Plataformas como Clubhouse, Twitter Spaces (ahora X Spaces) y funciones de audio en apps como Telegram y WhatsApp están transformando la forma de consumir información. El contenido de voz, más íntimo y directo, se está consolidando como medio preferido para muchos usuarios, especialmente durante desplazamientos o tareas domésticas.
7. Tecnologías limpias en el hogar
Los hogares del futuro se construyen ahora. La demanda de tecnologías limpias se dispara: paneles solares, baterías domésticas, sistemas de recogida de agua de lluvia, electrodomésticos eficientes y soluciones de climatización pasiva. En ciudades como Barcelona, Málaga o Bilbao se están subvencionando reformas sostenibles que permiten ahorrar energía y reducir emisiones. Las comunidades energéticas locales, además, están revolucionando la forma en que se consume y se comparte la electricidad.
8. Cultura de la lentitud y salud mental
La hiperconexión está dando paso, poco a poco, a una cultura de la lentitud. Practicar la atención plena, reducir las horas de pantalla, priorizar el descanso y reconectar con lo esencial se convierte en necesidad. El slow living no es una moda, sino una respuesta colectiva al burnout y la ansiedad. Terapias holísticas, espacios de desconexión digital, escapadas rurales y técnicas de respiración consciente ganan terreno en redes sociales, apps de salud y centros terapéuticos.
9. Revalorización del saber artesanal
En plena era digital, lo analógico y lo artesanal vuelven con fuerza. Cerámica, bordado, encuadernación, pan hecho a mano, carpintería… los oficios tradicionales atraen a nuevas generaciones. Las redes sociales están llenas de tutoriales, canales de creación manual y perfiles que comparten procesos artesanales paso a paso. En ciudades como Segovia o Granada, talleres y ferias artesanas están viviendo un nuevo esplendor, donde el valor está en el proceso, no solo en el resultado.
10. Nueva conciencia climática y activismo pragmático
El cambio climático ya no es solo un tema científico o político, sino una preocupación cotidiana. La juventud lidera movimientos como el decrecimiento, el minimalismo consciente o la renaturalización de espacios urbanos. Pero el activismo de 2025 no es únicamente de pancarta: es pragmático. Personas que instalan compostadores en sus comunidades, empresas que reducen sus catálogos en vez de ampliarlos, consumidores que prefieren no comprar. Esta conciencia transversal afecta a marcas, medios, gobiernos y familias por igual.
Reflexión final
Estas tendencias no son modas pasajeras, sino señales de un mundo en transformación. El final de 2025 se presenta como una etapa de cambios profundos donde la tecnología, el entorno, el cuerpo y la mente buscan un nuevo equilibrio. Estar atento a estas dinámicas no solo permite adaptarse mejor al futuro inmediato, sino también participar activamente en su construcción.
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