Segovia en detalle: 7 monumentos que (aún) sorprenden a los propios segovianos

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Segovia, Patrimonio de la Humanidad, es conocida por su majestuoso Acueducto, su imponente Alcázar y su hermosa Catedral. Sin embargo, más allá de estos grandes emblemas se esconde un patrimonio arquitectónico, artístico y cultural que a menudo pasa desapercibido incluso para quienes han nacido y vivido toda su vida en la ciudad. Este artículo se propone redescubrir siete monumentos y espacios culturales que aún logran sorprender, emocionar y revelar aspectos desconocidos de la historia segoviana.

El primero es la Casa de los Picos, ubicada en la calle Juan Bravo. Este edificio singular llama la atención por su fachada recubierta con más de 600 bloques de granito tallados en forma de punta de diamante. Más allá del impacto visual, pocos conocen que en su interior se encuentra la Escuela de Arte de Segovia y que su patio renacentista conserva fragmentos de columnas romanas reutilizadas. Además, en su planta baja se organizan exposiciones temporales gratuitas que acercan el arte contemporáneo a la ciudadanía.

En el barrio de San Andrés encontramos la Iglesia de San Justo, una joya románica que alberga unos frescos mozárabes del siglo XII, únicos en la provincia. Representan escenas del ciclo de la vida de Cristo con una fuerza simbólica que trasciende el tiempo. Muchos segovianos pasan junto a ella sin saber que este templo, casi escondido, guarda uno de los testimonios pictóricos más antiguos de Castilla.

El tercer lugar es el Monasterio de San Antonio el Real, situado en el antiguo paseo de la Alameda del Parral. Fundado por Enrique IV en el siglo XV como pabellón de caza, fue transformado en monasterio franciscano y conserva un impresionante artesonado mudéjar, tapices flamencos y un claustro de silencio y belleza. Además, al no ser una de las atracciones más visitadas, es ideal para los amantes de los lugares tranquilos con historia profunda.

En pleno casco antiguo, el Centro Didáctico de la Judería es otro espacio que suele quedar relegado frente a visitas más conocidas. Sin embargo, ofrece una visión fundamental sobre la presencia judía en la ciudad antes de su expulsión en 1492. En sus salas se pueden explorar maquetas, documentos y objetos que narran la vida cotidiana, la espiritualidad y la arquitectura del barrio judío, clave para entender la pluralidad histórica de Segovia.

El quinto monumento es la Muralla de Segovia, que aún se conserva en gran parte y se puede recorrer parcialmente. Desde la Puerta de San Andrés hasta el Postigo del Consuelo, ofrece una caminata distinta por las alturas de la ciudad, con vistas a los tejados, los conventos y los jardines ocultos que no se ven desde las rutas más turísticas. Hay tramos habilitados con paneles informativos y visitas guiadas, sobre todo los fines de semana de septiembre.

Más allá del centro histórico, en el barrio de Zamarramala, se encuentra el Santuario de la Fuencisla, patrona de Segovia. Este santuario barroco, encajado entre las rocas del valle del Eresma, posee una escalinata monumental y una cúpula decorada con frescos celestiales. Es además el punto de partida de una de las rutas más bucólicas del entorno: el paseo hasta el Monasterio del Parral por la ribera del río, ideal en septiembre por la temperatura y el color de la vegetación.

Por último, un lugar que une arte contemporáneo y arqueología: el Museo Esteban Vicente, ubicado en el Palacio de Enrique IV. Dedicado al pintor abstracto segoviano del siglo XX, el museo expone tanto sus obras como exposiciones temporales de artistas actuales. Lo que pocos saben es que bajo su planta baja se descubrieron restos romanos que se pueden observar a través de cristales, creando un diálogo entre el pasado más remoto y la vanguardia artística.

Estos siete monumentos y espacios culturales representan una parte de Segovia menos frecuentada pero igualmente valiosa. Su visita no solo enriquece el conocimiento del patrimonio local, sino que también invita a mirar la ciudad con nuevos ojos. A veces, los tesoros más sorprendentes no están en los folletos ni en los rankings turísticos, sino en los rincones que los propios habitantes redescubren una y otra vez. Este septiembre, es el momento perfecto para volver a caminar Segovia con la curiosidad de un visitante y el orgullo de un vecino.

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