Segovia con calor: rutas sombreadas y frescas para pasear en verano

Tres pueblos de Segovia para huir del calor - Segoviaudaz.es

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Cuando llega el verano y el calor aprieta, pasear por Segovia puede parecer una aventura sólo apta para valientes. Sin embargo, la ciudad castellanoleonesa, famosa por su acueducto, su catedral y su alcázar, también esconde rincones donde la sombra, el frescor natural y la tranquilidad permiten disfrutar de su belleza sin sufrir las altas temperaturas. En este artículo te proponemos una guía práctica para recorrer Segovia en verano a paso lento, aprovechando al máximo los espacios frescos y sombreados que ofrece la ciudad.

Uno de los mejores puntos de partida es el Paseo del Salón, una amplia avenida arbolada que conecta varias zonas de la ciudad y que se encuentra flanqueada por árboles frondosos. Allí, los bancos bajo la sombra y la proximidad del cauce del Eresma hacen que el ambiente sea más fresco. Es un espacio muy frecuentado por los segovianos para dar paseos tranquilos o sentarse a leer en un entorno natural sin alejarse del centro.

Desde el Paseo del Salón se puede enlazar fácilmente con la Alameda del Parral, otro de los grandes pulmones verdes de la ciudad. Esta alameda discurre paralela al río Eresma y atraviesa uno de los entornos naturales más agradables de Segovia. Aquí, la sombra de los árboles y la humedad del río crean una atmósfera especialmente refrescante. Durante el trayecto se puede disfrutar de una vista espectacular del Monasterio de Santa María del Parral, un monumento que suele pasar desapercibido pero que encierra siglos de historia y arte.

A pocos minutos de la Alameda, se encuentra el Jardín de la Merced, una joya escondida entre calles estrechas. Es un rincón silencioso y con sombra, ideal para sentarse un rato a descansar. Muy cerca de allí, el barrio de los Canónigos ofrece otra ruta interesante: sus calles empedradas y estrechas están flanqueadas por altos muros de piedra que proporcionan sombra continua durante buena parte del día. Pasear por este barrio es como viajar al pasado, con vistas espectaculares a la muralla y al valle del Eresma.

Otra opción para refugiarse del calor es el Paseo de San Juan de la Cruz, que bordea la parte alta de la ciudad y ofrece sombra, bancos, fuentes de agua potable y vistas privilegiadas del entorno natural. Este paseo conecta con el mirador de la Pradera de San Marcos, donde se puede contemplar el Alcázar desde abajo, rodeado de vegetación y con el frescor que proporciona el río cercano.

Los jardines del Alcázar también son una opción excelente para un paseo relajado. Aunque el acceso al interior del monumento puede ser más caluroso, los jardines exteriores ofrecen sombra, bancos y una brisa constante gracias a su altura y orientación. Además, se pueden visitar a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando el calor ya ha disminuido.

Un recurso poco aprovechado pero muy efectivo para combatir el calor en Segovia es la red de patios interiores y claustros que se encuentran dentro de varios edificios históricos. El claustro de la Catedral de Segovia, por ejemplo, es fresco, silencioso y majestuoso. Otro ejemplo es el patio del Palacio Episcopal, que en ocasiones se puede visitar durante eventos culturales. Son espacios cerrados pero ventilados, que combinan historia, arte y un ambiente agradable para escapar del sol.

Para quienes buscan combinar paseo y gastronomía, varios bares y restaurantes de la ciudad han adaptado sus terrazas para ofrecer sombra, ventiladores o sistemas de nebulización. Las calles de la Judería, por ejemplo, cuentan con terrazas acogedoras donde disfrutar de una bebida fría o un menú del día en espacios relativamente frescos y con encanto histórico.

Una alternativa interesante fuera del centro histórico es el Parque de la Dehesa, ubicado en la zona nueva de Segovia. Este parque cuenta con amplias zonas de sombra, áreas de juegos infantiles, fuentes y una excelente red de caminos peatonales. Es ideal para quienes viajan con niños o simplemente desean caminar sin el bullicio del casco antiguo.

Por último, los segovianos más veteranos recomiendan madrugar para aprovechar las horas más frescas del día. Pasear al amanecer por el Acueducto, cuando todavía no hay turistas y la piedra conserva el frescor de la noche, es una experiencia que muchos califican como mágica. Del mismo modo, al caer la tarde, los paseos por la Plaza Mayor, la Calle Real y sus alrededores permiten disfrutar de la luz dorada del atardecer sin el sofoco del mediodía.

En definitiva, Segovia no tiene por qué ser una ciudad abrasadora en verano si se conocen los rincones adecuados. Con un poco de planificación, se pueden descubrir rutas que combinan historia, naturaleza y frescor. Ya sea caminando por sus paseos arbolados, descubriendo patios escondidos o descansando en terrazas bien orientadas, siempre hay una forma de disfrutar Segovia incluso cuando el termómetro supera los 30 grados. Así, la ciudad sigue mostrando su mejor cara también en los días más calurosos del año.

 

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