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Introducción
El año 2025 marca un punto de inflexión para España. Con un nuevo gobierno en marcha tras las elecciones generales de finales de 2024, el país enfrenta importantes desafíos sociales y económicos que determinarán su rumbo durante los próximos años. En este análisis abordamos los principales retos que afronta el nuevo ejecutivo en áreas clave como el empleo, la vivienda, la transición ecológica, la desigualdad social y la sostenibilidad del estado del bienestar.
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Empleo y mercado laboral: precariedad y digitalización
Uno de los retos más urgentes es el mercado laboral. Aunque la tasa de paro se ha reducido en los últimos años, en 2025 aún supera el 11%, con especial incidencia en los jóvenes y en regiones como Andalucía, Extremadura o Canarias.
La automatización y la inteligencia artificial están transformando numerosos sectores. El gobierno debe actuar para:
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Impulsar la formación en competencias digitales y verdes.
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Proteger a los trabajadores frente a la precarización.
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Reformar el sistema de cotizaciones para adaptarlo a nuevas formas de empleo como el trabajo autónomo digital o las plataformas.
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Vivienda: precios al alza y acceso limitado
El acceso a una vivienda digna sigue siendo un problema estructural. En ciudades como Madrid, Barcelona o Palma de Mallorca, los precios continúan por encima del poder adquisitivo medio.
El nuevo gobierno se enfrenta a decisiones clave:
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Aumentar el parque de vivienda pública y de alquiler asequible.
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Regular con mayor firmeza los alquileres turísticos.
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Estimular la rehabilitación energética de edificios.
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Desigualdad social y pobreza
A pesar de la recuperación económica, la brecha entre clases sociales se ha ampliado. Más de 10 millones de personas están en riesgo de pobreza o exclusión social, según datos del INE.
Los desafíos en este ámbito incluyen:
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Garantizar la continuidad del Ingreso Mínimo Vital, con mejoras en su eficiencia y cobertura.
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Reformar el sistema fiscal para que sea más progresivo.
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Combatir la pobreza infantil con medidas específicas como ayudas a la crianza o acceso gratuito a comedores escolares.
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Transición ecológica: entre la urgencia y la resistencia
España ha avanzado en energías renovables, pero aún depende en parte de los combustibles fósiles. En 2025, el cambio climático exige medidas más contundentes.
Las prioridades del nuevo ejecutivo en este ámbito son:
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Acelerar el cierre de centrales térmicas y la descarbonización del transporte.
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Impulsar la movilidad eléctrica y el transporte público.
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Proteger la biodiversidad y la gestión sostenible del agua en un contexto de sequía prolongada.
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Demografía y reto territorial
El envejecimiento de la población y la despoblación rural son dos caras del mismo problema. En 2025, más del 20% de la población española supera los 65 años, lo que presiona el sistema de pensiones y servicios sociosanitarios.
El nuevo gobierno debe:
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Garantizar la sostenibilidad del sistema público de pensiones.
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Incentivar la natalidad y la conciliación laboral y familiar.
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Reforzar los servicios en el medio rural para frenar la pérdida de población.
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Educación y talento
España necesita una estrategia a largo plazo que conecte el sistema educativo con las demandas del mercado laboral y los retos del siglo XXI.
Retos fundamentales:
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Reducir el abandono escolar, aún superior al promedio europeo.
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Potenciar la Formación Profesional.
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Apostar por la investigación, la ciencia y la innovación como motores de desarrollo.
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Política exterior y liderazgo en la UE
España tiene la oportunidad de reforzar su papel en la Unión Europea, especialmente en áreas como la transición energética, la cohesión social o la regulación de la inteligencia artificial.
El gobierno busca:
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Participar activamente en la redefinición del pacto migratorio europeo.
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Liderar alianzas para una Europa más verde y digital.
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Fortalecer los vínculos con América Latina y el Mediterráneo.
Conclusión
España en 2025 se encuentra ante una encrucijada. La solidez democrática, la resiliencia de su sociedad y el potencial de su economía son grandes fortalezas. Pero para construir un país más justo, competitivo y sostenible, el nuevo gobierno tendrá que afrontar con decisión reformas estructurales, fomentar el diálogo político y social, y poner el bienestar de la ciudadanía en el centro de sus políticas.
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